El capitalismo y la degradación del arte.
- Pedro Vidal
- 21 de jan. de 2022
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Atualizado: 8 de ago. de 2022

Pedro Vidal
Pedro es brasileño, fotógrafo y graduado en Relaciones Internacionales. Reside en Barcelona, España y es cofundador del proyecto Levante.
El arte se estĆ” muriendo, como todo lo demĆ”s en este planeta, y el culpable es uno solo: el capitalismo. Las transformaciones socioeconómicas que se produjeron a raĆz de este modelo se produjeron a un ritmo vertiginoso en las Ćŗltimas dĆ©cadas. Muchos lo llaman evolución, pero Āæa quĆ© precio?

Cuando miramos el ritmo de vida que nos ha impuesto este modelo, bƔsicamente podemos dividir nuestra vida en dos partes:
El primero es el trabajo, que tenemos que hacer para sobrevivir y ganarnos la vida. La mayorĆa de nosotros ni siquiera nos identificamos con nuestro trabajo ni comprendemos que a travĆ©s de Ć©l contribuimos socialmente a nuestra comunidad. Hacemos lo que hacemos por necesidad y por una recompensa financiera. No es el trabajo ideal, pero me permite pagar las cuentas.
La segunda parte es el tiempo libre, que es el mĆ”s importante, ya que es donde hacemos lo que queremos y cumplimos nuestros deseos. AquĆ es donde somos lo que somos. Es tambiĆ©n en esta parte donde consumimos contenidos y cosas materiales. Es tambiĆ©n en este espacio-tiempo que nos preparamos para el viaje del dĆa siguiente.
Para el capital, el individuo tambiĆ©n se compone de dos partes, la de la fuerza de trabajo y la del poder adquisitivo. Consumidor y consumidor. En nuestro tiempo libre todos somos consumidores y nuestra necesidad de descanso, comodidad, cultura, energĆa y entretenimiento es vista como una oportunidad de negocio para el capital.
El arte habita, en su esencia y en su objeto final, la segunda categorĆa de estos dos puntos de vista. En cuanto al individuo, su parte libre. Cuando es lo que es. Y en cuanto al capital, el arte habita el momento en que el individuo es consumidor, es en este punto que el capitalismo contamina el arte.
En esencia, todo arte es y debe ser creado por sĆ mismo, la razón de ser del arte es Ć©l mismo, es la vida misma. El arte no sirve a los propósitos de otras personas, solo respeta sus propias reglas o ninguna regla en absoluto. Como decĆa el gran poeta brasileƱo Paulo Leminski, el arte es un āinĆŗtilā, āla poesĆa (el arte) no tiene por quĆ© tener una razón de serā. ĀæPorque porque?"
El arte tiene por naturaleza ser una expresión espontĆ”nea y por tanto acaba siendo un reflejo de nuestros deseos personales, nuestros, nuestros sentimientos. Por eso es una acción polĆtica, aunque no sea una protesta, porque es una expresión identitaria que condiciona nuestro comportamiento como sociedad.
Es función del arte educar, representar las expresiones de su pueblo, reivindicar, exponer, informar y formar un pensamiento crĆtico. Preguntar. TambiĆ©n es su función entretener, emocionar, convencer y, sobre todo, hacer muchas cosas al mismo tiempo. Por mucho que haya mil formas de intentar, frustradamente, definir quĆ© es el arte, es fĆ”cil decir quĆ© no es. un producto
El capitalismo subvierte todo a su favor y el arte, siendo un āinĆŗtilā, naturalmente no sirve al capital. Para ser vĆ”lido, el arte (por oportuno que sea) rompe con su esencia y apunta a la eficiencia, sobre todo económica. La razón de ser del objeto de arte no es su capacidad de lucro. Cuando se convierte en producto, cuando se reacondicionan las reglas del mercado, la creación artĆstica pierde su espontaneidad y su identidad propia. El trabajo pasa a estar al servicio de los intereses del mercado, de los demĆ”s, y no de las propias convicciones. En el capitalismo no hay arte por el arte, ni entretenimiento por entretener, ni educación por enseƱar. Hay arte, entretenimiento y lo que sea, con fines de lucro. Si no hay ganancia, no hay nada.
La mayorĆa de nosotros llegamos al tiempo libre al final del dĆa, ya agotados, despuĆ©s de un largo y agotador dĆa de trabajo, por lo que es comprensible que el deseo de la persona promedio sea entretenerse o dedicarse a algo relajante. Por eso es mĆ”s conveniente para el mercado producir y reproducir en televisión un reality que exige cero esfuerzo intelectual que contenidos sobre ciencia o filosofĆa. Que se hagan pinturas y artes plĆ”sticas que quepan en tazas y cojines.
El capitalismo compite con la espontaneidad del arte apropiƔndose de su forma mientras corrompe su contenido. Ocupando tu espacio con mediocridad y ofreciendo algo fƔcil, prƔctico y anestesiante. Utiliza el desgaste que crea para satisfacerte con poco.
El cine es un gran ejemplo de esta decadencia. Las pelĆculas mĆ”s exitosas de la Ćŗltima dĆ©cada, y no solo por el factor económico sino tambiĆ©n por el compromiso social, son las pelĆculas de la franquicia de superhĆ©roes de Marvel. Decenas de pelĆculas, todas iguales, estĆ©ticamente pobres e impecables, con altĆsima calidad tĆ©cnica, presupuestos desorbitados y una campaƱa de marketing desigual. El resultado de este desprendimiento del capital es uno solo, una serie de pelĆculas mediocres que, ademĆ”s de vender juguetes y parques temĆ”ticos, son fĆ”cilmente absorbibles y refuerzan nuestra alienación.

DetrĆ”s de mucho maquillaje de hechos extraordinarios, personas superando sus lĆmites y superando sus miedos y obstĆ”culos, el mensaje es uno. No antagonices. No pienses fuera de la caja. Sigue tu camino y todo estarĆ” bien, no dudes, haz lo correcto. Esta todo bien como esta.
Desde la primera hasta la Ćŗltima pelĆcula, todo lo que ves que hacen Hulk, el CapitĆ”n AmĆ©rica, Iron Man y sus amigos es responder a las tragedias, nunca de forma activa, siempre de forma pasiva. ĀæEs un monstruo que perturba el orden? Porque Iron Man acaba con Ć©l, orgulloso, como si hubiera sacado de la miseria a 10 millones de personas.
Fiel al statu quo. Siempre estÔn ahà dispuestos a responder de buen grado a cualquier martirio. Nunca cuestionan nada, nunca cambian de posición, siempre avanzan. Nunca se imponen sobre lo que ya estÔ puesto, como si la condición humana fuera perfecta, que ni los mÔs poderosos seres mÔgicos o extraterrestres nos la pueden quitar.
Venden la idea del hĆ©roe, ese individuo especial que por sĆ solo marca la diferencia. Se da el mensaje: todo estĆ” bien como estĆ”, y si pasa algo, no te preocupes, Spider-Man aparecerĆ” para solucionar tus problemas. Si por casualidad quieres ser el hĆ©roe de tu historia, debes saber que tĆŗ, solo, puedes hacer cualquier cosa. Y si no puedes, es porque no creĆste, no te esforzaste lo suficiente.
Esta fórmula se repite en las decenas de pelĆculas y series que se producen a una velocidad increĆble por las (muy pocas) plataformas audiovisuales mĆ”s variadas como Netflix, Disney y Amazon Prime.
Pero el cine no es la Ćŗnica expresión artĆstica que ha sido tragada por los tentĆ”culos del capitalismo. La mĆŗsica es otro sector que ha sido violentamente āgentrificadoā.
FĆ”bricas de golpes. Algoritmos que hacen mĆŗsica sin intervención humana. Sencillos completos de dos palabras y dos notas. āArtistasā que crecen y desaparecen en la misma semana. Estas son las 5 canciones mĆ”s reproducidas de 2020 por ejemplo:
1. Blinding Lights - The Weeknd - 2. Don't Start Now - Dua Lipa - 3. Higher Love - Kygo y Whitney Houston - 4. Dance Monkey - Tones and I -
5. Te adoro - Harry Styles
Ninguno de estos artistas estuvo en la lista de 2019, y probablemente casi ninguno de ellos estarĆ” en la lista de 2021. DurarĆ”n mientras dure su valor de capital. Ya no importa el contenido, lo que le importa al mercado es que esta āmĆŗsicaā pegue rĆ”pido, que el carĆ”cter del mĆŗsico venda, que distraiga y que refuerce el individualismo, el culto a las celebridades y el valor de las cosas materiales.
Lo mismo se repite para las demĆ”s artes. En fotografĆa, por ejemplo, toda una legión de personas llevadas por la mecĆ”nica de las redes sociales que inventaron una idea del artista vacĆa de obras. Pintores, escultores y fotógrafos, sin arte, sin fotografiar, viviendo de presumir. EsforzĆ”ndose por mejorar su alcance, su compromiso, su visibilidad. Sometido a un trabajo que no le paga, siendo un auto-mercadeo, prestando mĆ”s atención al algoritmo que a su trabajo. Determinar por gustos cómo producir. Pensar que el arte se aprecia en instagram. Cientos de carretes y tiktoks con trucos y consejos sobre cómo crear una āobra de arteā increĆble en dos simples pasos, en 30 segundos.
Ya no hay voluntad de dedicar meses a un proyecto, a contar una historia. Estudiar primero, investigar el tema a retratar, crear relaciones, ir y venir muchas veces al mismo lugar, y asà encontrar el mejor punto de vista sobre algo. Hay desesperación. Tienes que ser famoso ahora y ayer.
En el mundo de la fotografĆa, la consecuencia de esto son las miles de fotos de paisajes urbanos todos iguales y series de retratos y autorretratos por doquier. De todos modos, hecho en un par de horas. El aliciente de consumir imĆ”genes y artistas al igual que consumimos productos hace que estos āfotógrafos se esfuercen mĆ”s por parecer artistas consagrados con un volumen de trabajo que por crear arte relevante.
Pero esta es una tendencia que llegó para quedarse. Al menos hasta que sea atropellado por el siguiente. No se puede culpar a los āartistasā en cuestión, ya que la mayorĆa de nosotros entramos en este mundo con un legĆtimo deseo creativo, pero esta es la moda, ahĆ es donde va el capital. No hay tiempo ni disposición en el capitalismo para crear algo en la lĆnea de tomar en cuenta el valor del arte y el valor de un proyecto fotogrĆ”fico. La dinĆ”mica que prevalece ahora requiere que el artista cree contenido a una velocidad que no estĆ” en lĆnea con lo que se necesita para crear arte con sustancia. No hace falta ir muy lejos, en una realidad como esta, artistas como Basquiat, SebastiĆ£o Salgado, Georgia Oākeeffe, Garcia Marques o Pina Bausch no tendrĆan oportunidad.
Es cierto que todavĆa hay artistas que se mantienen fieles a sus convicciones, pero la fuerza del capital sólo sostiene a aquellos cuyas convicciones son maleables o coinciden con las del mercado y que crean āarteā en un modelo de producto. El capital solo apoya el arte que genera ganancias y que refuerza su modelo de explotación. Los demĆ”s artistas andan abandonados, improvisando para sobrevivir en esta incómoda estructura.
Otro argumento frĆvolo utilizado para perpetuar esta estructura parĆ”sita dice que la culpa de este desinterĆ©s es que el arte es aburrido y difĆcil de entender, especialmente para el ciudadano comĆŗn. Que a la gente no le gusta el arte, que es cosa de āeruditosā. Eses solo un gran absurdo y ante todo un pensamiento prejuicioso y segregador. Es un error pensar que el arte es algo superior, que leer, apreciar la buena mĆŗsica, las bellas artes, los museos, el buen cine, etc., es aburrido y difĆcil. Todo serĆ” aburrido y difĆcil mientras toda tu energĆa vital se dedique a enriquecer a los demĆ”s. Sólo nos agrada lo fĆ”cil porque no hay disposición para nada.
Tampoco es cuestión de gustos, como seguramente, si se nos permitiera que la libertad, el arte popular o de nicho se perpetuara en estado puro y para todos los gustos, sin la premisa irreductible de ser un producto rentable. Simplemente no todos somos āeruditosā o ācultosā (en el sentido puro de la palabra, sin el prejuicio atribuido a estas expresiones) a nuestra manera porque no se nos concede esta posibilidad, consecuencia de la desigualdad social.
No le conviene al capital revelar que su relación con el trabajo es abusiva, que su falta de voluntad para consumir arte se debe a ese esfuerzo desequilibrado que agota todas nuestras energĆas. La culpa no es que el contenido sea demasiado complejo sino que al capitalismo le conviene mĆ”s mantenernos cansados, hacernos ignorantes por agotamiento y asĆ amortizar el daƱo que causa con entretenimiento barato y alienante.
La necesidad de convertir el arte en un producto fĆ”cil de consumir hace que el aprecio por el lenguaje artĆstico se pierda en el proceso de creación.
Toda obra tiene dentro de su campo una serie de variables que con el tiempo se reafirman o disuelven, formando asĆ un cuerpo de argumentos para definir si una obra de arte es buena o mala. Por ejemplo: En la mĆŗsica hay una serie de medidas melódicas y rĆtmicas y creativas. En fotografĆa, reglas de composición y narrativas. En literatura, pintura, escultura, etc. lo mismo, originalidad, creatividad, impacto, relevancia, ademĆ”s del acervo histórico y su conocimiento acumulado.
Estas formas y reglas agregan mĆ”s valor y reafirman el campo del arte como expresión hegemónica. A medida que se reafirman o renuevan, estas medidas van transformando el campo artĆstico en cuestión en una expresión mĆ”s sólida, con un valor intrĆnseco, con una historia propia.
En el capitalismo estos elementos quedan en un segundo plano, llevƔndose al primer plano la idea de alcance, rentabilidad, engagement y demƔs referencias de marketing y marketing. El lenguaje independiente del arte se convierte en algo prescindible.
Como un virus, con su patrón vicioso de comportamiento, el capitalismo no distingue a sus anfitriones. Corroe todo de la misma manera. Reducir todo para obtener ganancias. Transforma toda sociedad en una masa de enriquecimiento de unos pocos, cada vez mÔs pocos.